El 4 de julio de 1776, marcó un hito en la historia mundial cuando las Trece Colonias de América del Norte declararon su independencia de Gran Bretaña, un evento que no solo transformó a estas colonias en los Estados Unidos de América, sino que también inspiró movimientos de independencia en todo el mundo, incluida América Latina. La independencia de Estados Unidos y la posterior guerra revolucionaria que la sostuvo, comparte similitudes con las luchas por la independencia de otros países, como México.

El camino hacia la independencia de Estados Unidos fue impulsado por una serie de agravios contra el gobierno británico. Los colonos americanos estaban descontentos con los altos impuestos, la falta de representación en el Parlamento británico, y las restricciones comerciales. Estos factores alimentaron el deseo de autogobierno y libertad. La Declaración de Independencia, redactada principalmente por Thomas Jefferson y adoptada por el Segundo Congreso Continental el 4 de julio de 1776, articuló estos deseos, proclamando que todos los hombres son creados iguales y tienen derechos inalienables a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.

La Guerra de Independencia de los Estados Unidos, que comenzó en 1775 y concluyó con el Tratado de París en 1783, fue una lucha ardua y prolongada. Las colonias, con la ayuda crucial de aliados como Francia, lograron derrotar a las fuerzas británicas, afirmando su independencia y estableciendo una nueva nación basada en principios republicanos y democráticos.

Esta lucha por la libertad resuena profundamente en la historia de México, que también libró una guerra para obtener su independencia de España, iniciada en 1810 y culminada en 1821. Aunque los contextos y los enemigos fueron diferentes, ambos países compartieron la lucha contra la dominación colonial y la aspiración de formar naciones soberanas y autodeterminadas.

Cada año, el 4 de julio, Estados Unidos celebra su Día de la Independencia con desfiles, fuegos artificiales, picnics y discursos patrióticos. Es un día para reflexionar sobre los valores de libertad y democracia que fueron fundamentales en su fundación. Este espíritu de independencia y resiliencia es algo que conecta a Estados Unidos y México, recordándonos las luchas que ambos países enfrentaron para obtener y preservar su libertad.

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