La historia oculta bajo las aguas de la presa Vicente Guerrero

Las presas se construyen inundando valles para dar vida a las ciudades cercanas. En el caso de Padilla, Tamaulipas, la presa se construyó sobre ella para sepultarla.

Cuando el agua de la presa Vicente Guerrero baja, aún puede verse la vieja Padilla.

Asomándose sobre el nivel del agua se aprecian un campanario y una escuela, que en algún momento fueron las edificaciones más altas de la localidad. Una escena que por sí misma resulta intrigante.

Ahora es difícil imaginar que justo en ese lugar se vivió uno de los acontecimientos más importantes en la historia de la independencia de México. Y es que el viejo Padilla no es el único sepultado bajo el agua de la presa.

Ahí también yace la memoria del primer emperador de México, Agustín de Iturbide, quien fue clave para conseguir la independencia, luego exiliado a Italia y después de su regreso en un intento de España por recuperar a México, fusilado como traidor.

Lo último que vio fue la pared de la escuela que hoy se asoma sobre el nivel del agua, como en un intento de no ser olvidado. Y aunque Padilla no fue inundado para borrar su memoria, son pocos los habitantes de Nuevo Padilla que hablan de él.

Eso sí, resulta algo irónico que la presa que cubre la historia de Iturbide lleve el nombre de Vicente Guerrero, el capitán con quien firmaría el Plan de Iguala y que años después de su muerte ocuparía el cargo como uno de los primeros presidentes de México.

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